Anêhya-ûhsna
El Templo Interior es una metáfora sagrada que representa el viaje de transformación personal y espiritual hacia la unidad y la plenitud. Inspirado en la antigua sabiduría contenida en la construcción de los templos sagrados de la antigua Atlántida, el Templo Interior sirve como un espacio interno para la auto-indagación y el autodescubrimiento.
En nuestra historia, los templos sagrados de la Atlántida fueron concebidos inicialmente como espacios para realizar ceremonias de unción. Sin embargo, con el tiempo, debido a la ambigüedad del lenguaje humano, esta comprensión cambió y los templos se convirtieron en símbolos de dualidad y separación.
Hoy, dentro del contexto de las enseñanzas del Templo Interior, nuestro objetivo es desmantelar la vieja narrativa dualista y construir un nuevo paradigma que promueva la unidad y la integración. El Templo Interior simboliza un viaje hacia la unificación de las muchas facetas de nuestra identidad, tanto física como metafísica, y hacia la reconexión con nuestra esencia más profunda.
Además, es fundamental señalar que durante este proceso de integración en la unidad, la conexión entre cuerpo y mente se fortalece significativamente. Esta conexión mejorada entre mente y cuerpo acelera y optimiza el proceso de integración, permitiendo que la transformación se produzca de forma más rápida y eficaz.
La construcción del Templo Interior implica tres etapas principales:
- Liberación del Yo:
Esta etapa implica sintetizar todas las facetas de nuestra identidad, incluida la dimensión metafísica. Nos anima a reclamar nuestra autonomía y liberarnos de las limitaciones autoimpuestas. - Transmutación:
En este punto, nos esforzamos por integrar la unidad en nuestro ser y construir el Templo Interior reconectándonos con nuestra esencia intrínseca. Esta fase nos invita a trascender el estado de “hacer” y abrazar plenamente el estado de “ser”. - Sinfonía de la Existencia:
Habiendo completado la construcción del Templo Interior, comenzamos a encarnar nuestra esencia celestial y asumimos nuestro papel como “estrellas humanas”. Esta etapa significa la realización de nuestro máximo potencial y la alineación con la grandeza cósmica.